Desde que suena el despertador cada mañana, parece que
un mecanismo se enciende en alguna parte de nuestro cuerpo y ya empezamos a ir rápido.
Nosotros, nuestros vecinos, la gente con la que nos cruzamos por la calle, la
que entra en el metro con el miedo de perder el tren, como si perdiéndolo se le
fuesen unos minutos de vida.
Rapidez que se ha instalado en nuestra vida, en la
sociedad, en la educación...y en la salud. Hay que agilizar, recortar tiempos
de espera, diagnosticar rápido. Cada vez población más envejecida con varias patologías,
cada vez patologías que tienen en la rapidez a su mejor aliada.
Y así es como hablamos de detección precoz, de
prioridad, de Unidades de diagnóstico rápido.
Porque la rapidez es con lo que
convivimos cada día estamos ya tan acostumbrados a ella que ni la notamos.
Pero esa rapidez que es la gran solución a los
procesos y los diagnósticos y que celebramos, cuando quiere mandar sobre
la persona, no siempre gana. Y es que en alguna casa cuando el despertador
suena el cuerpo se mueve al ritmo que él decide.
Cuando Ana llegó a la unidad, ya la esperábamos, en su
historia, un cartel, UDR (Unidad de Diagnóstico Rápido), una de las varias
siglas que existen en el Hospital y que al final necesitarán de un folleto
explicativo para los recién incorporados.
En el caso de Ana la Rapidez regía su ingreso. Rapidez,
al llegar, a practicar pruebas a visitar, a diagnosticar y a altar. Todo ello
con el objetivo de disminuir el tiempo de espera que conlleva la realización de
pruebas diagnósticas de forma ambulatoria. Y el resultado se espera satisfaga a unos y otros.
Pero como siempre, nosotros no trabajamos con papeles (que
también) sino con personas y al momento de conocer a Ana, supimos enseguida que los más de 250 kg que su cuerpo movía no casaban demasiado con el concepto de
rapidez.
Una rapidez no contempló la ausencia de sillas de ruedas
adaptadas para ella en el momento del ingreso, por lo que tuvo que ser subida a
planta en una cama.Una rapidez, por lo tanto que en su agilidad de tramite no pensó en cuidar la imagen y la comodidad hacía quien iba dirigido.
Al día siguiente le ofrecimos ayuda para la higiene,
en nuestra vorágine de las mañanas todo son altas ingresos, higienes camas ...Rapidez.
Ana la rechazó de forma amable, ella vive sola, y me explicó que ya conocía a su cuerpo y que a su ritmo ella iba haciendo. Ana había desarrollado su autonomía
a partir de su limitación y defendía su ritmo y su dignidad.
La rapidez quedaba en su puerta.
Prueba tras prueba, llegó la tarde antes del alta en
la que también esa rapidez se apropió de los resultados y de la forma en como llegaron a ella, claros, sinceros, concisos , rapidos...
Sola y con toda una tarde por delante supo que ese
abdomen de dimensiones por encima de cualquier media tenía el suficiente
espacio para albergar una desagradable e inesperada sorpresa en su útero, que
hizo que se programara un traslado al S de Ginecología del Hospital vecino de
forma rápida, Otra vez la rapidez, que entiende de efectividad. de beneficio,
pero poco de empatía ...
Cuando hablé con Ana la mañana del Alta estaba ya
saliendo de la ducha, aquel día había dejado entrar a la rapidez en su espacio.
(el traslado era a las 8:00).
Pero esa rapidez burocrática que no mira personas, falló.
Las ambulancias adaptadas a personas con sobrepeso no iniciaban servicio hasta
las 9:00, así que el ritmo de Ana ganó esa pequeña partida a la rapidez.
Aquella mañana desayunó tranquila y al llevarle los informes aprovechó para
trasladase su agradecimiento a las compañeras por el trato con ella., por entenderla,
por sentirse aceptada, por facilitar en lo posible que estuviera cómoda.
Cuando marchó le dije lo que hace poco me prometí no
decir más " ya verás que todo irá bien ", y nos dimos un abrazo, algo
que pienso seguir haciendo tantas veces como mi corazón o mi sentimiento me lo
pidan.
Ana es una de las personas más dulces, fuertes, y con
una dignidad que la hacen andar al ritmo que su cuerpo marca.
Como ella me dijo " yo llego a todas partes, solo
necesito ir parando de vez en cuando “, Actualmente a veces parecemos esclavos
de la rapidez, Ana la utiliza cuando quiere. Conoce su limitación física y
de ese conocimiento ha construido su ritmo de vida y su velocidad de movimiento
La
Rapidez agiliza, beneficia, da oportunidad a ganar al tiempo que roba la
enfermedad. Porque no somos nosotros los que le robamos unos minutos para ganar
en relación, escucha...Empatía.
Ella
va a tantas revoluciones que no piensa demasiado en girar la cabeza y mirar a
quien deja detrás.Y ese quien es una persona ...
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