Quien no recuerda ese día en el te cuelgas por primera vez
esa identificación donde aparece una foto tuya (que parece hecha por un
fotógrafo bizco) y donde pone tu nombre y debajo ENFERMERA.
Vamos vestidos con el pijama, los zuecos nuevos, y en la
cabeza aún muy fresco todo, lo aprendido en la facultad. Y aunque no se vea una
capa hecha de nervios, ilusión, algo de miedo, inseguridad y esas ganas que se
tienen cuando por fin llega algo que se lleva tiempo esperando. Y así llegamos
a la que será nuestro primer día en nuestra primera unidad, con los pacientes
que nos hayan asignado y… sus familias.
Esas familias que en nuestros apuntes, fotocopias y horas de
clase son también objeto de estudio porque formarán parte de nuestra atención.
A las que involucraremos en el cuidado del paciente. Y la mayoría serán así,
aunque entiendan y vivan los cuidados y la atención a su propia manera, porque
ya se sabe que cada casa es un mundo y en él vive una familia. Y esa asignatura
la aprenderemos en cada habitación en la que entremos, en los pasillos.
La familia de los apuntes existe no es un invento de los
profesores para que todo cuadre en su clase. Es una familia que se alterna para
que el paciente no suela estar solo, que en el momento de la visita procura que
haya alguien de ellos presente, que pregunta al doctor, que colabora en los
cuidados que tu les indiques y que las explicaciones las entienden y se las
transmiten entre los demás miembros que en aquel momento no están. Pero hay
muchas más…
Partiendo de la base que todas sus acciones se basan en la sobreprotección
y el amor, hay familias que tienen la sensación que en el Hospital queremos
además de curar, hacer que el paciente haga unos días de depuración y ayuno a
lo Carmen Sevilla cuando ingresaba en aquella clínica de Marbella, y le traen
comida, mucha comida, que vamos encontrando en cajones, armarios. Todos sabemos
que la comida del hospital no es como la de casa, pero si entre horas te llenas
de madalenas, naranjas, kiwis, actimeles, a una la cogerás con menos ganas.
Hay familias que querer se deben querer mucho, pero hablar
se hablan poco, por lo que a primera hora llega el primero y pregunta como esta
el paciente, y cuando esta marcha llega el segundo preguntado lo mismo y a ti
te dan ganas de decirles que hay una cosa en la actualidad que se llama grupo
de WhatsApp.
Actualmente hay familias que se reducen al paciente y su
conyugue de igual o mayor edad al que con los días acabas cuidando casi como el
que esta en la cama. Al que le explicas con mas tiempo la explicación del
medico que a veces suele ser rápida, o sencillamente no ha oído del todo bien (y
al sr Doctor no se lo va a hacer repetir), le recuerdas y le haces tomar su
medicación.
Y las familias invisibles, aquellas que nunca vemos,
acabando siendo nosotras la “familia “del paciente que ingresa y marcha de alta
solo.
Y finalmente la familia que ya es cuidadora en casa y a la
que dejar ese papel en manos de otros le supone un malestar importante. Miedo,
desconfianza porque no lo hagamos de la misma forma que ella, mezclado con un
sentimiento de culpa por haber fallado en algo que ha provocado el ingreso. Son
familias agotadas, pero que a la vez quieren seguir llevando el control del
cuidado, y con las que hemos de utilizar la empatía y nuestras habilidades de comunicación,
permitiendo que participe en los cuidados,
La familia es un sistema de apoyo para el paciente, le
conoce ya que vive o ha vivido parte de su vida con él. Por lo que es una ayuda
atener en cuente mientras dure su estancia en el hospital.
Es por ello que al entrar en cada habitación no podemos
ignorarles dirigiéndonos solo al paciente. Cierto es que nosotras estamos mucho
tiempo con los pacientes, pero será las familias las que estará las veinticuatro
horas del día las que nos darán información de cómo ha dormido, si ha comido
bien, de su estado de ánimo.
Cada núcleo familiar tiene su estructura, sus costumbres,
cultura, formas de relacionarse., y todo ello vendrá al hospital cuando uno de
ellos ingrese. Hay que saber encontrar el equilibrio entre su forma de ser y la
dinámica hospitalaria, y llegar a ese punto en el que ellos pasen a ser un
apoyo para su familiar y un colaborador en los cuidados que nosotros le daremos.
No olvidemos que el objetivo de ellos y el nuestro es que quien
esta en esa cama reciba los mejores cuidados.
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